Las últimas semanas en el país han estado copadas por eventos climáticos bastante inusuales. La presencia de una fuerte ola de calor en la costa, que supera constantemente los 30°, es preocupante. Lluvias de regular y alta intensidad en la costa y sierra norte (Lambayeque, Piura y Tumbes) y la costa sur (Arequipa, Moquegua y Tacna) han dejado ya varios accidentes y cuantiosas pérdidas socioeconómicas. Acontecimientos que nos llevan a una premisa: somos un país diametralmente vulnerable, el tiempo y el clima no están bajo nuestro control. 


UN FUTURO pOCO ALENTADOR

Durante el primer día de Otoño(20/03/2015) en Lima, por ejemplo, se registraron picos de 31°, una temperatura de las más altas alcanzadas en la temporada de verano. La lluvia, a su vez, jugó una sorpresa para limeños y limeñas que no sabían a quién culpar por tales acontecimientos. Las condiciones en ciudades como Ica y Trujillo fueron similares. Y la situación se mantendrá así en toda la costa. El SENAMHI ha comunicado que las temperaturas de hasta 4° por encima de lo normal continuarán en los próximos días.

Por otro lado, los huaicos ocasionados por las intensas lluvias han cobrado ya víctimas. Al menos 10 ciudadanos, entre fallecidos y desaparecidos, han reportado los ocurridos en Chosica. Huaráz, por su parte, ha perdido comunicación terrestre con Lima. Un huaico ha bloqueado la carretera que la conecta con capital a la altura de Casma. Y como tales ejemplos, se puede seguir nombrando más. 


ARCHIVO pERÚ 21

La explicación climática, según el SENAMHI responde a la presencia tardía—que afectaría el país entre Abril y Mayo— del Fenómeno del Niño. Este fenómeno donde se altera la circulación habitual de la corriente fría de Humbold y la circulación anormal de vientos, corresponde a la variabilidad climática. Esta se entiende como un conjunto de varianzas cíclicas en el clima consideradas dentro de un rango de normalidad. No obstante, la magnitud de estos fenómenos se ha visto agudizada en los últimos decenios. Y muchos científicos coinciden en eso.

El IPCC congrega a gran parte de la comunidad científica más prestigiosa del mundo. Este panel internacional —que ha recibido condecoraciones como el Nobel de la Paz— concluye que el cambio climático antropogénico, con más de 95% de certeza, exacerba considerablemente fenómenos naturales considerados dentro del concepto de variabilidad climática. Y el fenómeno del Niño que afecta el Pacífico es sólo uno de una larga lista. Esto es sólo el comienzo. Eventos y fenómenos de similares condiciones incrementarán su intensidad por el cambio climático. Urgen, en ese sentido, acciones políticas para fortalecer la resiliencia climática.

A pesar de sólo emitir el 0.04% de las emisiones globales, el Perú está considerado dentro de los 20 países más vulnerables a este problema global. La gestión de proyectos y políticas públicas de adaptación no son sólo necesarias, son impostergables. Pero tampoco se debe descuidar la promoción de una economía baja en carbono(mitigación). La sostenibilidad parece ser la única vía para enfrentar el primer reto humano.

La traducción de costos socioeconómicos por fenómenos como el que está viviendo el Perú son alarmantes. La posibilidad de destrucción de comunidades, pueblos y ciudades es altísima. Sólo por huaicos el Turismo dejará de percibir 20 millones de soles durante semana santa. Y actividades como la agricultura y la pesca prospectan cifras más severas.

Y así como ellos, el listado de problemas asociados con la vulnerabilidad climática es extenso. Seguridad alimentaria, acceso a agua potable, entre otros son sólo ejemplos para empezar el debate, la crítica y la acción. No hay tiempo para seguir buscando culpables. El futuro es poco esperanzador si no empezamos a actuar. El cambio climático dejó de ser un tema climático. Es ahora un asunto cotidiano, de interés nacional, de supervivencia.