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pescador artesanal en huanchaco, trujillo(La industria).

¿Cambio climático y océanos? El caso peruano

Cómo este fenómeno antropogénico afecta la subsistencia del pescado de tu ceviche

Publicado: 2014-12-14

Los océanos conforman ecosistemas esenciales para la subsistencia económica de millones de familias alrededor del mundo. La inmensa biodiversidad que poseen es la base de supervivencia de una infinidad de especies, no sólo marinas. Son, por otro lado, reguladores climáticos de suma importancia para la temperatura del planeta. Sin océanos en equilibrio, la existencia de vida como la conocemos sería —casi— imposible de imaginar. 

Con el agravamiento del cambio climático los océanos están sufriendo intensas transformaciones. La acidificación ocasiona impactos directos en la base de la cadena alimenticia. Los organismos microscópicos, moluscos y crustáceos —base de la cadena alimenticia— pierden sus conchas y caparazones por el descenso del Ph(acidificación). A esto se suma el aumento de la temperatura del mar. Combinados, provocan migraciones de especies hacia aguas con menor temperatura, en busca de condiciones a las que estuvieron acostumbrados por miles de años.

El oxígeno, esencial para la vida, también sufre una progresiva disminución. La acidez y pobreza del agua que cada vez tiende a aumentar de nivel, a causa de la deglaciación, generan grandes zonas sin vida. Donde la pesca ancestral desaparece junto con costumbres y tradiciones milenarias. Fuera de esto; la sobre pesca, contaminación plástica y sedimentaria debilitan profundamente los ecosistemas marinos desde hace décadas. El hombre no es el mejor amigo de los océanos, o, al menos, una gran parte de la humanidad.

Evidentemente, el arsenal de problemas convergen en una disminución grave en la captura pesquera. Naciones pesqueras como Japón, Perú y Noruega han perdido participación de esta actividad en su PBI. No obstante, el caso peruano es muy particular.

EL MAR PERUANO

Uno de los mares más productivos del mundo presenta condiciones especiales. El mar peruano ha llegado a producir, en su mejor momento, el 10% de la pesca mundial. Y, a diferencia del calentamiento progresivo de la mayor parte de los océanos, este tiende a enfriarse a mediano plazo.

Un fenómeno conocido como “afloramiento” es el causante de tan inusual evento. La corriente fría del Perú, con la fuerza de los vientos, generan un movimiento de continua rotación de aguas. Consecuentemente, las aguas superficiales resultan ser frías y muy ricas en nutrientes. El fitoplácton y los organismos microscópios aprovechan estas condiciones y generan una heterogénea biodiversidad. Este es el secreto de la productividad del mar peruano.

El cambio climático representa, en este equilibrio milenario, un impacto directo a los ecosistemas. La acidificación del agua ocasiona la muerte del fitoplácton superficial. Las especies como la anchoveta —principal especie explotada en masa del mundo— no sólo se quedan sin alimento, sino que conviven con un agua con menos oxígeno, fruto de la descomposición de estos organismos.

Si no hay fitoplacton no hay anchoveta y ¿si no hay anchoveta y otros predadores primarios? pues sencillamente tampoco hay atún, lenguado, tollo, jurel y un largo etcétera. La industria pesquera y la pesca artesanal se ven severamente afectadas. Miles de familias a lo largo de la costa que dependen netamente de esta actividad pierden empleos, ingresos y se sumergen en pobreza.

Pero si nosotros somos los causantes del cambio climático, nosotros somos la solución. En primera instancia, una gestión responsable y sustentable de los recursos marinos puede aminorar el problema. El establecimiento obligatorio de zonas reservadas en el mar, a su vez, es de vital importancia para la conservación productiva. Por otro lado, y quizá de mayor importancia, la mitigación de gases invernaderos mediante un consenso global serio y ambicioso pueden salvar la existencia de la vida marina. Y evitar hundir a millones de personas en la desnutrición, pobreza y miseria.


Escrito por

Francisco Meléndez de la Cruz

Estudiante de Geografía y Medio Ambiente, PUCP. Co-Fundador de Sembrando Palabras. Miembro de Generación +1.


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Notas que suman

Economía Climática y Sostenibilidad. El futuro es de todos.